jueves, 6 de noviembre de 2008

-APENDICE 2: ENTRENAMIENTO DESDE LAS TINIEBLAS

El aprendizaje de kaarat no era un camino de rosas ni mucho menos. los metodos del gran señor dabra eran rudos, salvajes y sanguinarios. kaarat quedaba muchas veces exahusto y mas de una vez rozaba el umbral de la muerte. un dia de entrenamiento no era un dia de entrenamiento si kaarat no acabava chorreando de sangre o con algun hueso roto, y dentro del mundo demoniaco no habia cabida para los conjuros de sanacion ni para el cansancio. si un dia te acostabas malherido o dolorido esos mismos dolores te acompañaban durante el siguiente entrenamiento.
ademas, el mundo diabolico siempre era oscuro, no existia el dia, tan solo existian momentos de mallor o menor oscuridad, diferenciados por la claridad del gran volcan Makyojankyu. un volcan inmenso que siempre estaba en continua erupcion, pero que por alguna razon nunca explotaba del todo. esto hacia que para un ser que no pertenecia a la estirpe diabolica el calor dentro de todo el ambiente fuera casi insoportable.

bajo estas tremendas condiciones kaarat se disponia cada dia a entrenar dentro del templo sagrado del gran demonio Makyosan. Makyosan era el nombre del mas grande y sanguinario de los demonios. en su grandisimo honor fue levantado un gran templo de roca magmatica y de siniestra apariencia. a los dos lados de su gigantesca entrada se erguian dos estatuas: Makyhi y Mezashe, los dos hijos del grandisimo makyosan, que continuaron su estirpe durante un gran y oscuro reinado.

makyhi era el hijo pequeño y al ser el unico hijo baron tomo el puesto de su padre cuando el espiritu de este abandono el mundo etereo. makyhi nunca consiguio igualar la grandeza de su padre pero si logro governar con gran mano dura durante cientos de años.
la princesa mezashe por su parte era toda una belleza en el mundo de los demonios pero siempre ocultaba su verdadera forma. pocos fueron los que la vieron tal y como era. a esto ultimo cabe añadir que todo aquel que la contemplaba en su verdadera encarnacion acabava suicidandose a los pocos dias. solo los miembros de su familia eran inmunes a este hecho. tal era la maldicion de la hija mallor del gran makyosan.

las malas lenguas cuentan que la princesa mezashe era una gran arpia que guardaba con gran recelo la idea de que su hermano pequeño obtuviera el trono de su padre. se dice que un dia que el volcan makyojankyu permanecio apagado, ella tomo la forma de una niebla venenosa que dio muerte a su hermano makyhi mientras dormia.

en este templo kaarat y dabra llevaban a cabo sus entrenamientos:


-¡vamos, escoria inmunda! ¡a ver si puedes esquivar esto! porque no me iras a decir que el hecho de tener dos costillas rotas mengua tus reflejos.-farfullaba el gran señor dabra mientras lanzaba con la palma de su mano una rafaga de bolas de fuego, las honoo tama.

-¿por quien me toma, gran señor? esto no son mas que juegos de infantes. ¿por que no me golpea en serio hoy?-contestaba kaarat deshaciendo el fuego con la palma de sus dos manos y lanzandose tras el.

a esto dabra respondia con su zanzo majyutsu, una tecnica consistente en dejar una imagen del espiritu demoniaco donde antes se hallaba su cuerpo. de esta manera el joven brujo solo conseguia golpear el aire mientras dabra atravesaba uno de sus brazos con una pequeña daga aparecida de la nada. aquejado, kaarat decia:

-¡aaarrrgh! ¡¿pero cuando...?!

dabra, velozmente golpeaba a kaarat con una tremenda patada en el mismo brazo herido, lanzandolo contra uno de los pilares del templo. kaarat ya apenas podia ponerse en pie y dabra daba por finalizada la sesion:

-bueno, ser deprimente. tengo cosas que hacer asique, espero que mañana presentes mejor batalla. no tiene sentido destrozar a un maniqui que ni siquiera es capaz de moverse a mi misma velocidad. como sigas asi al final acabare mandandote al infierno de una vez. he de irme...basallo insignificante.

-¡NO! ¡urrrrgh! esto no es mi final...-kaarat aun no se daba por vencido, aun escupiendo sangre por la boca.

-¿no? ¿y como piensas atacarme, escupiendome sangre a la cara? JAJAJAJAJA.-dabra se burlaba.-los seres de tu calaña sois deplorables, cada dia que pasa me arrepiento mas de dejarte con vida. mañana, si tu espiritu aun sigue en este mundo, continuaremos donde lo hemos dejado. ¡y no se hable mas!-daba por finalizado definitivamente el gran señor. kaarat quedaba alicaido y vencido una vez mas.

en verdad, el señor dabra era tremendamente despiadado con el joven brujo pero lo cierto es que kaarat era el unico en todo el mundo demoniaco capaz de seguir el ritmo a dabra. pero kaarat no era consciente de esto y su frustracion le llevaba a que cada "noche" se dirijiera a las antiguas bibliotecas para aprender algo nuevo y estar asi a la altura de su gran señor.

martes, 4 de noviembre de 2008

-APENDICE 1: LLEGADA

----EL GRAN LIBRO DEMONIACO----


CRONICAS DEL MUNDO DEMONIACO


EL GRAN HECHICERO DEMONIACO KAARAT:


-APENDICE 1: LLEGADA


Se sabe que, hace mas de 5 mil millones de años, el brujo sagrado kaarat deambulaba por los confines de cada una de las cuatro galaxias, investigando todo tipo de artes mágicas extrañas, hasta que, cansado de no encontrar nuevos conocimientos que paliaran sus grandes y ambiciosas ansias, decidioó traspasar las barreras dimensionales que separan el mundo de los vivos del otro mundo. Así, Kaarat llegó al otro mundo sin que ni siquiera los grandes dioses Kaioh Shin advirtieran su presencia, ya que andaban ocupados con las hazañas del gran Majin Boo y su creador, el mago Bibidi.

En todo el mundo demoníaco es conocida la tremenda astucia del gran hechicero, así que no es extraño que Kaarat consiguiera burlar durante años a toda la fuerza de seguridad del otro mundo. Allí Kaarat quedó impresionado de como el gran juez de las almas impartía sentencias a seres poderosos, sin que éstos pudieran siquiera defenderse ante su gran poder de manipulación. Al parecer Kaarat descubrió el poder místico que hacía a los muertos perder el control de su espíritu y su cuerpo otorgándole dicho control al juez enma de aquella época.

En el otro mundo las leyes físicas del universo no actuaban de ninguna manera, el tiempo no transcurría y las almas sucumbían ante el orden dictado desde siempre por las leyes del otro mundo. Kaarat aprendió mucho de eso durante su estancia en el infierno, viendo como en ese plano de existencia los grandes villanos parecían moscas delante de los súbditos de Enma Daioh. No se sabe con exactitud si fue aquí donde Kaarat aprendió las bases para controlar el cuerpo y el espíritu de los seres vivos pero seguro tuvo algo que ver.

Llegó un momento en que el brujo decidió que el otro mundo ya no tenía nada que ofrecerle así que, gracias a los rumores que había oído por boca de algunos de los malvados que ivan a parar al infierno, descubrió la existencia del mundo de los demonios, la dimensión que se encuentra justo bajo el plano de las cuatro galaxias.

El mundo de los demonios es un mundo oscuro, hostil, incluso peor al infierno, donde impera sobre todas las cosas la ley del mas fuerte. En el momento que Kaarat consiguió llegar al mundo demoníaco Dabra se erguía como soberano, al haber demostrado frente a todos los seres oscuros que su poder era inigualable. Kaarat, sabiendo esto, pidió a Dabra permiso para aprender las artes oscuras de su mundo, mas las palabras pronunciadas por el gran señor son recordadas hasta por el mas jovenzuelo de los diablillos:

-¿Qué te deje, dices? JAJAJAJAJAJA. Me parece que tú no perteneces a este mundo, joven aprendiz de brujo sagrado.¿Cómo se le ocurre a un ser divino venir a arrastrarse frente a las puertas del inframundo?-el gran señor parecía sentenciar con esto su decisión, pero habló de nuevo.-Solo tu presencia aquí merece la muerte, despreciable ser inferior...aún así tu atrevimiento me ha abierto el apetito. Si logras vencerme podrás hacer lo que quieras en este mundo. Si no, mis ansias de muerte quedarán saciadas. Así funcionan las cosas aquí, jovenzuelo.

A Kaarat no le quedaba mas remedio que aceptar el desafío aún sabiendo que se encontraba en una clara desventaja. El señor Dabra era el ser mas poderoso del inframundo y además se hallaba en su propio y propicio ambiente de tinieblas, donde las misteriosas artes oscuras le eran claramente beneficiosas.

Kaarat estaba paralizado ante semejante reto, entre la espada y la pared, y aún así consiguió lanzar un golpe mágico de viento, con la palma de su mano derecha, contra el señor Dabra, lanzándolo por los aires y causándole pequeños cortes en sus brazos, al intentar cubrise del impacto.

Dabra enfureció enseguida y no contuvo su ataque. Sacando una grotesca guadaña de la nada propinó un enorme tajo en el pecho del joven brujo, dejándolo fuera de combate y casi inconsciente. Dabra dijo acercándose al cuerpo del brujo, que yacía tendido y desangrándose en el suelo:

-¿Dime, jovenzuelo, qué puñetas buscas en el mundo de los demonios?

-Yo...yo solo quiero aprender.-respondió a malas penas.

-¡Deplorable! ¿Y para qué quiere un ser divino aprender técnicas en el mismo confín de las tinieblas?-preguntó soberanamente el gran señor.

-Pa...para...para matar, mi señor...

Estas últimas palabras gustaron al señor Dabra que decidió dejar en libertad al joven dentro del mundo demoniaco, con la condición de que usara todo lo que aprendiera para trabajar bajo su yugo, convirtiéndose así en un esclavo a su servicio e impidiéndole salir fuera del inframundo.

Así Kaarat pasó a ser una especie de discípulo del señor Dabra, allí donde iva el gran señor iva detrás Kaarat, como si de un perrillo faldero se tratara. Al señor Dabra debía gustarle la idea de que un ser de procedencia divina se arrastrara bajo sus pies, pero lo cierto era que Kaarat aprendía a una velocidad pasmosa. Dabra le enseñaba técnicas mágicas aplicadas al combate, las grandes habilidades de controlar el fuego y la materia para convertirlas en armas en cualquier momento de la batalla, entre otras muchas.

Además, Kaarat cada día, cuando el mundo de las tinieblas mas oscurecía, visitaba a los viejos demonios, que habitaban en las cochambrosas bibliotecas antiguas. Allí Kaarat también aprendía del antiquísimo saber diabólico. Los libros eran para Kaarat como poderosas armas que enriquecían el ejército de su mente. Y de esta manera Kaarat conseguía hacerse un terrorífico hueco dentro de las oscuras tinieblas.